El asombro apretado en la garganta gris de un niño
gris.
En la mañana, los animales cantan. Cuando el sol se sacude sus últimas telarañas y tu voz,
cristal acongojado, me nombra
una última vez.
Los hombres de hiel,
bajan las cabezas. Empieza,
otra vez,
el mundo.
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