Sunday, September 30, 2012

dile

me levanté esta mañana con un oído roto. me levanté esta mañana para no escuchar tan de cerca el mundo. me levanté y su voz llegó como vibración, no como sonido. se lo dije. que el ruido de hoy era la sombra de algún silencio. busqué sinónimos para la palabra "maldición". me gustó la palabra "condena", pero me pareció muy kafkiana y hoy no me siento muy kafkiana. hoy no sé cómo me siento. tampoco sé cómo hacerme sentir. debe ser por lo del oído. escribo la palabra oído y salta la palabra odio. es normal. las palabras hacen eso. las palabras, a veces, cuando se parecen, duelen más. lastiman más. dejan semillas que después germinarán. y se quedan, casi siempre, hundidas en la piel y pasa el tiempo, y llegan palabras dulces, palabras inofensivas, palabras como "flor", "espina", "hoja", "raíz" y uno se pone a llorar. uno entiende la tristeza, entonces, desde la más plena, franca indefensión. es que las palabras hacen eso. las palabras, a veces, si quieren poder doler, duelen más.

si él viene dile que no estoy/ si viene, dile que me robé un verso/ dile que no me busque/ dile que quise soñar con el mar/ y dile que la poesía no tiene enemigos/ dile/ que es ella el enemigo/ es más/ dile más/ dile que esto que no lee es poesía/ y que a las dos nos da igual.

y si no viene, pero llama, dile que esta mañana me levanté con un oído roto. dile que el silencio, cuando no es voluntario, jode más. dile que voy a estar en cama, leyendo a Lima y a Marta. haciendo conexiones vallejianas, probablemente. dile que será un día de esos. angustiosamente literatosos. eso. dile.

Saturday, September 29, 2012

Un suceso


Afuera un hombre joven intenta sacudirse el polvo de otros días mientras acelera su motora. Puede que este hombre confunda el ruido, ese ruido de metales y de humo, con la voz de su madre, o con la voz callada de una novia lejana que, acaso, siga sonriendo en el tiempo. Nadie sabe mucho de la genealogía de los ruidos. Nadie sabe, a ciencia cierta, de los ruidos íntimos que buscan referentes externos para explicar el tránsito de eso que nos pasa.

Afuera están el hombre y su motora. Dos animales sacándose a pasear. Es un hombre joven. Fuerte, alto. A veces sonríe mirando hacia la nada. Uno no sabe si le sonríe a la motora, o al recuerdo de la voz de la madre o de la novia que le acabo de inventar, pero que seguramente, han de existir.

Quizá no sea necesario mirar tanto por la ventana. Quizá no sea honrado de mi parte pararme allí, envidiando un poco al hombre que acaricia su motora.

A veces uno siente que no pasan muchas cosas. A veces uno cree que deberían pasar más. Más cosas, naturalmente. A veces uno querría. Sacudirse el polvo de otros días.

Estos días evalúo seriamente la constitución de los sucesos. Eso pasa cuando, parece, no nos pasan cosas. Eso pasa cuando dejamos de ver todo lo que pasa cuando nos convencemos de que no está pasando nada. Y es así, considerando la falta de sucesos, cómo se libra la batalla en contra de esa aplastante apariencia de todo lo que no pasa.

¿Qué es un suceso? Esa es la pregunta que me persigue estos días. O no. Esa es la pregunta que me he planteado estos días.

¿Una mosca ahogándose en un vaso de agua es un suceso? ¿La llamada que no hice para saber cómo estabas es un suceso? ¿Esa mujer que cruza la calle agarrándose la falda por temor al viento constituye un suceso? ¿Unos pájaros peleándose por un pedazo de fruta es un suceso? ¿O es varios sucesos? ¿A cada pájaro le corresponde su porción de suceso? ¿Es la fruta sola un suceso?

¿De qué están hechos los sucesos?

Una idea venciendo otra idea es el gran suceso de estos días. Creo que algo se está desatando. Creo que un suceso está sucediendo a otro suceso. Y así.

Eso es lo que pasa dentro de estos días en los que alguien bien puede decir que aquí no está pasando nada. Ciertamente, alguien asomado desde otra ventana mirando hasta la sala de mi casa podría decir: "allí no pasa nada". Y mentiría ese que lo dice, aunque en verdad no sea nadie ese que no dice nada.

Suceden las palabras. Sucede el silencio detrás de la palabra. Suceden los ruidos que no entienden de palabras. Sucede el árbol. Sucede lo que no veo. Sucedo yo. Y como si fuera poco, sucedes tú.

Visto así, mi agenda está demasiado ocupada.

Sunday, September 23, 2012

enumera


lirios lastimados
debajo de tu voz

esta noche 
todo es mío 
tus alas y tu golpe
tu odio
guardado aquí
echado a llorar

lo ajeno y tú
los niños ya no juegan
como antes
y los perros ya no aúllan
cerca de mi oído
como cuando el campo
y sus caminos rotos
recibían el saludo incierto
de mi madre

tus pausas vienen a buscarme
¿es tarde ya?

un pájaro canta 
una hoja triste cae

esta noche todo es mío
esta noche lleva inscrito
el signo de lo propio
dádiva antigua
esta noche decidimos
no partir el pan

lirios lastimados
debajo de tu voz

unas llaves, un libro flaco
unos apuntes, un plato pequeño
el recuerdo de esos perros
amarillos
sus dientes afilados
como lirios
la madrugada, los techos de las casas
el rocío, las piedras
los platos en la mesa
las sobras de los días

Y esta hueca, inhumana manía de enumerarlo todo.
No me deja ya.