Tuesday, November 20, 2012

Vístete que...


Manejamos. Qué país tan grande, le digo. Qué país tan vacío, me dice. A lo lejos hay una línea entrecortada, un reguero de puntos sincronizados marchando a otro cielo. Se acercan. Nos acercamos. El misterio que es el espacio. El misterio de la forma cuando se pierde en el viento.

Qué país tan grande y tan vacío. Todo asume una tristeza tan pequeña, tan idiota, tan en medio de la inmensidad. Tan que nadie ve. ¿Es eso la tristeza? ¿La belleza que no se ve?

Que Dios no exista es problema tuyo. Sobretodo cuando tú tan poco existes. Quise decir tampoco, pero los escritores hacemos eso. Los escritores no somos Dios, pero creemos.

“Vístete que nos vamos” es una frase un tanto absurda dentro de este texto. Pero es que a veces, cuando estoy metida en un país tan grande y tan vacío, extraño a mi mamá. Es de humanos extrañar a la mamá. Y el recuerdo materno hace lo que le da la gana, regresa en frases así, como deshabitadas, como este país tan grande y tan vacío. Vístete que nos vamos.

Todas las mañanas yo me visto para irme. Yo me pongo bonita, para irme. Pero casi siempre me quedo en la casa. En este país tan grande y tan vacío, a veces no hay nada que hacer.
Entonces, él llega y me dice: biteste que nossss vamouss.
Y yo me visto. Y yo me pongo bonita. Y nos vamos.








No comments:

Post a Comment